Lo siento, pero voy a la contra. Mientras la mayoría de críticos profesionales la ponen por las nubes, yo encuentro que la última cinta de Clint Eastwood es un soberano coñazo. Aparte de que le sobra una hora, como mínimo, el ritmo es lentísimo. Tiene gracia ver el otro lado del conflicto, tras la excelente "Banderas de nuestros padres", pero eso no es suficiente para sostener una película. Por mucho que nos muestre a unos pobres japoneses sin recursos de ningún tipo y con su legendario código de honor (atroces suicidios con granadas incluídos), la historia no da para mucho. Seré de los pocos que no le ha gustado, pero es que francamente no le he visto la gracia por ningún lado...
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