Menudas risas ayer viendo "300". Cuando salía el malo, jefe de los persas y caracterizado como una drag queen amante de los piercings, me era imposible reprimir una sonrisa, que se convirtió en carcajada a mandíbula batiente en la escena más impagable del film: el gigantesco tirano se apoya, por detrás suyo, en los hombros del rey Espartano Leonidas y le suelta una frase que da lugar a equívocos sexuales (y que el público aplaudió a rabiar). No creo que fuese la intención del director Zack Snyder provocar un efecto tan cómico, pero así fue.
Otro punto fuerte que adorarán los gays son las imposibles "tabletas de chocolate" que lucen los guerreros espartanos como torsos y abdómenes (retocadas por ordenador, por descontado).
La galería de monstruos y seres deformes que integran los persas también es antológica, aunque el tufillo rancio a facherío de la película da que pensar... Pese a todo, es un entretenimiento formidable, con unas batallas y coreografías que dejan con la boca abierta. Y con algunas imágenes realmente bellas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario