14 de enero de 2006

Vivir y morir en Los Ángeles


Acabo de ver "Crash", de Paul Haggis (no confundir con su homónima de Cronemberg), una más que acertadísima crónica de lo que puede suceder en 36 horas en la ciudad angelina. Son historias de personajes de diversas razas y clases sociales, que se cruzan unas con otros, a la manera de la gran "Vidas cruzadas" de Robert Altman, o de las no menos estupendas "Magnolia" de Paul Thomas Anderson y "Traffic" de Steven Soderbergh.
Asistimos a las desventuras de blancos ricos, negros ricos y pobres, o irakíes e hispanos de clase media. En este crisol de culturas, con un racismo muy latente en todo momento, los protagonistas no sin ni buenos ni malos, sino todo lo contrario. Un policía corrupto puede al cabo de muy poco convertirse en un héroe, otro poli "bueno" puede matar accidentalmente a alguien, un ladrón de coches puede redimirse a costa de una acción que le honra...
Nadie es lo que parece, y todo el mundo sufre. La sociedad americana está enferma, y ello queda perfectamente retratado en el film (aunque aquí tampoco nos quedamos cortos: véase sino el caso de la muerte por navajazos que le propinaron a un chico cerca de Barcelona, tras un leve choque de tráfico). Una película que se disfruta y que hace reflexionar.

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