31 de octubre de 2007

Soltemos lastre...


Si un jugador que no acaba (casi) ningún partido nos cuesta 10 millones de euros, por mucho Ronaldinho que sea, lo mejor es desembarazarse de él. Si encima el muy cabrón no va a entrenar y no es ni la sombra de lo que fue, entonces el despido es obligado (y fulminante: diciembre aguarda a la vuelta de la esquina).
El problema es que dicha "joya" ya no la quiere nadie. A ver quién es el rico que quiere hacerse con semejante chollo... ¿El Milán quizás? Esperemos, porque sino estamos bien jodidos. Ya lo dije en su momento, y no me cansaré de repetirlo: ¡a la puta calle, hombre!

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