21 de septiembre de 2007

Incontinencia urinaria a precio de oro


Jueves 13 de septiembre, 00:15 h. Nos encontramos por los aledaños del Raval y mi amigo Ben tiene que orinar con gran urgencia. Pese a toparnos con una pareja de urbanos que parecen estar entretenidos amonestando a un par de tipos, aconsejo a mi compañero que descargue su vejiga entre dos containers vecinos, a la vuelta de la esquina. Muy mala decisión. Nada más acabado su acto de alivio, oímos "eh, eh, estabas meando...". Un urbano motorizado nos persigue insistiendo en su certero argumento. A ver quien es el listo que le contradice...
Ben se hace el inglés que es y hace como que no entiende: "¿mear? ¿Qué es...?". Yo le comento lacónicamente al policía que mi colega es ciudadano británico y que tan solo está dos días de visita... La cara del pasma cambia radicalmente. La decepción salta a la vista. Llega su compañero, y escuchamos como les llaman por el walkie talkie, metiéndoles bronca por haberse separado de sus compañeros y conminándoles a dirigirse inmediatamente a la Plaza Real.
Esto y supongo que la pereza del papeleo hace que le perdonen a Ben la multa. Pese a todo, el otro urbano nos informa que podían haberle exigido pagar la friolera de 120 euros al instante o llevarle al cuartelillo...
Tuvimos mucha suerte, lo admito. Aunque luego acabamos bebiendo cava en una portería cercana (a saber la multa...) y un servidor vació su vejiga más de una y dos veces en una placita vecina. Eso sí, con el corazón en un puño.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

molt bé, sou herois
aquesta nit cagaré a la porteria de casa teva, això sí, amb el corazón en un puño.

Ruben dijo...

Bé, Hugo!

G.G. Allin al teu costat es Mickey Mouse... Jajaja.

Com diría l'amic Ice Cube: "Fuck The Police!!!"

Unknown dijo...

oh, hugastre, cuán doloroso constatar que micciona usted callejera y alevosamente y que el motivo de desazón radica antes en la multa externa que en el interno arrepentimiento por lo que sus orines puedan representar para los vecinos en particular y el buen ambiente (y olor) de la ciudad en general... como vecino de la muy meada vila de gràcia, propongo desde ya que una futura ordenanza cívica obvie el castigo económico para proceder con la amputación in situ del miembro infractor. así al menos comprobaremos si resulta efectiva y ningun extranjero se librará de la pena :-)