24 de septiembre de 2007

Credo

No creo que el dinero de la felicidad. Obviamente, es necesario para cubrir nuestras necesidades, pero llegado a un punto se vuelve contraproducente y superfluo.
No entiendo las ansias de cierta gente de ganar más y más... Y comprendo perfectamente a los millonarios con depresión. Han llegado a un nivel en el que tienen tanto que se preguntan ¿y ahora qué?
Cada vez creo menos en los objetos materiales que acaban esclavizándote de por vida. Si tuviera más dinero lo invertiría en viajar y descubrir el mundo. De hecho, mi vida tiene sentido por el mes de vacaciones en el que me marcho lo más lejos posible de la monótona rutina y vivo otra vida.
Luego están las cosas que hacen más llevadero el día a día: cine, música, conciertos, series de televisión, libros... De no ser por estos pequeños flotadores, tampoco aguantaría.
Me importa un bledo tener un deportivo y vestir ropa de marca. Odio lo superficial y odio todavía más la publicidad que glorifica todo esto.
Creo que viajar a países más pobres sirve para quitarse todas estas tonterías de la cabeza.
No soy en absoluto ambicioso, si acaso aspiro a ir tirando. Tampoco creo que el mundo cambiará, pese a todas sus desigualdades. El sistema ya está creado, y pese a demostrarse que es el menos malo posible (no creo en la utopía comunista), tiene evidentes fallos.
Creo en un gobierno fuerte, que ayude a los más necesitados. Es lógico y justo que los más ricos paguen muchos más impuestos. También creo en el libre comercio, pues se ha demostrado que en el fondo es más beneficioso para todos (pese a crear agravios comparativos). Los antiglobalizadores no tienen ni puta idea.
No soy religioso, pero creo que el mensaje del cristianismo es bueno, así como el del budismo. Tampoco me quita el sueño pensar si hay un Dios ahí arriba, aunque confieso que en algunas ocasiones es cómodo encomendarse a éste.
No sé que hay después de la muerte ni me preocupa, de momento.
Y, pese a este discurso, no voy a presentarme a ningunas elecciones...

7 comentarios:

Unknown dijo...

un discurso valiente, se lo reconozco... ha leído usted, por cierto, EL FILO DE LA NAVAJA de somerset maugham? yo, lo confieso, sólo vi la peli (la antigua, no la de bill murray), pero creo que quizá le interese...

Anónimo dijo...

Pues no lo he leído, Don Milo, pero si usted me lo recomienda lo haré.

Anónimo dijo...

Desde Oliver Twist no leía nada tan cautivante y estremecedor...
Todo esto se le ocurrió mientras meaba en la calle o más tarde, cuando cagaba, ya en casa?

Anónimo dijo...

Y no se olvide usted el flotador del fútbol, amigo...
EL QUE ENCARA TÉ MALSONS AMB EL CONCERT DE TRAVIS

maria dijo...

Perdona Hugo, pero me ha chocado tu frase de "mi vida tiene sentido por el mes de vacaciones".
No te conocezo mucho (sóc amiga de Miriam), y no soy nadie para juzgar,pero lo he encontrado extremadamente triste.Al mismo tiempo, te lo dice Miss Optimista desde teletubbielandia.

Ruben dijo...

Hey Hugo,
Quan et poses melancòlic, ets capaç de traspassar-ho!!!
Crec (humilment) que t'has deixat una sola cosa en l'apartat dels flotadors... No hi ha persones... Jo també he tingut etapes de negació del valor de l'esser humà, i continuo pensant que l'home vist com a concepte global pot provocar rebuig. Per contra, jo no he començat a tastar una mica la felicitat fins que m'he obert la possibilitat de que alguns individus no tenen per què seguir els paràmetres fastigosos que marca la raça humana en general. Mira al teu voltant i en trobaràs molts exemples que t'animaràn. Son totes aquestes petites excepciones les que et poden resultar un flotador molt més sòlid que un disc, una peli o un meravellós mes a Filipines. I no estic parlant de relacions amoroses. Qualsevol persona por enriquir el teu día a día. Inclús en la caòtica Barcelona de l'alcaldíssim Hereu...

Anónimo dijo...

Tens molta raó Ruben.