Esta tarde he visto "Un buen año", de Ridley Scott, protagonizada por Russell Crowe. Un film "menor" dentro de la filmografía de este director, pero muy entrenido y simpático. Un broker cabronazo (Crowe, de nuevo excelente este actorazo asutraliano) que vive y trabaja en Londres, hereda un viñedo en la Provenza francesa y se persona en el viejo y precioso caserón (o château en galo) para venderlo. Pero poco a poco le pasarán cosas que evitarán que regrese al frío británico. Sí, claro, se enamora de una francesita de muy buen ver, pero también hay más razones. No es la típica comedia romántica, aunque pueda parecerlo. Solo ver los paisajes y la paz del pueblo francés ya da buen rollo. Esta es la clásica película que ya tiene mala fama antes de estrenarse, pero que una vez visionada no descontenta a nadie. Vale la pena darle una oportunidad, en serio. A mi me ha alegrado un par de horas de mi existencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario