8 de agosto de 2006

Hogar dulce hogar...







...pero por poco tiempo, ya que el jueves al mediodía vuelo a Bangkok (por cuarta vez).
Es un placer estar de nuevo en casa con un teclado decente, donde puedo escribir a toda pastilla, y no en los bodrios de cibercafés marroquíes, que me desquiciaban.
En fin, que por Marrakech fue mejor de lo que me esperaba. Después de la pesadilla de Fez, pensaba que esta ciudad, mucho más turística, sería aún peor, pero no. Nos metimos en el zoco el domingo por la tarde y estaba muy tranquilo. Me compré unas babuchas típicas de color amarillo, que me guardo para estar por casa o quizás para algún carnaval o fiesta de disfraces.
En Marrakech, nos instalamos de nuevo en la ciudad moderna, que se encuentra a media hora de caminata de la vieja. El sábado por la tarde, fuimos a la plaza principal, Djemma el-Fna, y buscamos un riad (casa tipica reconvertida en hotel de lujo) para pasar la siguiente noche, pero como estaban todos llenos al final seguimos en nuestro hotel de la parte nueva. Luego deambulamos por la plaza, que ya empezaba a llenarse de todo tipo de gente, encantadores de serpientes, acróbatas, vendedores y charlatanes varios. Cenamos pronto, desde una terraza que dominaba la plaza, cuando ya empezaba a anochecer. Probé la pastilla, un plato típico que consiste en una especie de hojaldre relleno de carne o de frutos del mar, en mi caso.
El domingo por la mañana visitamos las ruinas del palacio El-Badi bajo un sol de justicia, y luego nos perdimos por las laberínticas calles de la zona judía. Por la tarde fuimos a los zocos, como he dicho antes, y acabamos cenando en un bonito restaurante de la parte nueva.
El lunes tomamos el tren hacia Casablanca. Después de tres horas, y de luchar con taxistas que querían timarnos, acabamos en un hotel barato del centro. Por primera vez, no teníamos lavabo en la habitación, aunque sí ducha. Comimos en un lugar donde fueron lentísimos y como Junco no se encontraba demasiado bien, yo me di una vuelta por la ciudad. Rodeé la medina en algo menos de una hora, porque intenté meterme por las callezuelas abigarradas de gente y me agobié bastante.
Luego regresé y acabamos cenando en un sitio céntrico pero bastante pasable.
Esta mañana hemos dado una vuelta por el centro de Casablanca antes de tomar el tren hacia el aeropuerto. La ciudad no es gran cosa, es bastante fea y decadente. Aunque no he podido ver la parte pija de playa de La Corniche, todo sea dicho.
De todas las que he visitado, me quedo sin duda con Rabat, la más pulida y bonita, seguida de Marrakech, Meknes y Fez.
La comida en general muy buena y barata, y la gente también amable. El tiempo, nada caluroso, y curiosamente, nos ha costado mucho tomar taxis en distintas ciudades. Simplemente, no paraban, aunque fuesen vacíos. También me ha sorprendido la cantidad de hombres "ociosos" que se encuentran en terrazas de cafés todo el santo día.
Como las compras ni el regateo no son santo de mi devoción, no he disfrutado en los zocos. Me ha faltado fumar una pipa con tabaco de fruta como hice en Túnez y llegar hasta las dunas del desierto.
Seguiré mis crónicas en breve desde Bangkok o Laos. Buenas vacaciones a todos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ei, Hug The Boss!

Ja veig que has aprofitat el temps pel Marroc. Ja seguiràs escrivint des del sudest asiàtic: ja és tot un clàssic de cada any!
Menorca superrelaxant, i ja estic fet un fiera al volant. Potser demà coincidim a l'aeroport, perquè me'n vaig 4 dies a Berlin, amb el Jordi i la Ceci!
Parlem cibernèticament.
EL SCHUMACHER DE TORRIJOS