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23 de julio de 2008
Grinderman y Kings of Leon, los putos amos del Summercase 2008
Tras chuparme una larga cola para acreditarme, el pasado viernes LA ACTUACIÓN fue simplemente la de GRINDERMAN. A las nueve menos diez de la noche, el proyecto paralelo de Nick Cave proporcionó un rock de alto octanaje no apto para todos los estómagos. Como un puñetazo en el bajo vientre siente escuchar las arengas de este predicador alucinado al que acompaña el no menos escalofriante Warren Ellis (que parece un santón indú por su pinta de ermitaño). Fue una hora sublime de rock sudoroso y desparrame en todos los sentidos. Quizás el hecho de encontrarme tan cerca de las primeras filas acrecentó la gloriosa sensación de escuchar a Cave en pleno apogeo, pero creo que aunque hubiese estado más lejos mi opinión no hubiese diferido mucho. De semejante actitud sobre el escenario tendrían que aprender algunos niñatos de hoy en día (y en particular me refiero a los Arctic Monkeys, por citar un ejemplo).
Posteriormente, bajé un rato al escenario Walkman para escuchar un trozo de Blondie, pero el revival ochentero no es lo mío que digamos.
Mientras engullía un kebab bastante asqueroso y una porción de pizza deliciosa (esta vez las colas no fueron tan demenciales como en Radiohead), sonaban de fondo Interpol en el escenario principal. Como no son santo de mi devoción (me aburren, francamente), escuché a penas los temas finales sin demasiado interés.
Volví al Walkman para disfrutar (por tercera o cuarta vez) de los británicos Maxïmo Park, que pese a su buen hacer, ya no me sorprenden ni emocionan. Su segundo disco es muy flojo, por eso no faltan muchos de los hits infalibles de su magnífico debut.
The Verve me gustaron bastante. No los había visto nunca y tenía ganas. Pese a la apatía/chulería de Richard Ashcroft (un tío feo de verdad pero con atractivo, todo sea dicho), como sonaron todos sus clásicos (y algún tema nuevo, de aires -glups- electrónicos) fue un agradecido repaso a la excelsa década pasada (soy un fan de los 90 ¿algún problema?).
Más tarde, unos muy rockeros Primal Scream presentaron su nuevo - y popero- disco, y justamente en estos temas bajó el ritmo de su actuación, que por otro lado fue notable, sin llegar al despiporre de hace un par de años en el mismo festival.
Y ya después escuché de fondo (y sin demasiado interés) la sesión de los 2manydjs. La fiesta se acabó en esta ocasión a las 5 en punto de la madrugada, hora en la que tomé el tranvía (que extrañamente no iba a reventar) para regresar a casa.
El sábado, me dejé caer por el Parc del Fórum hacia las ocho y cuarto de la tarde, hora en que empezaron su concierto los Breeders. Sinceramente, no estuvo mal, pero las hermanas Deal me dejaron un poco frío. Pese a tirar de viejos clásicos, su interpretación del mítico "Cannonball" (qué tiempos aquellos del Plataforma, snif) me pareció un tanto desganada. Y que se limitaran a 45 escasos minutos tampoco ayudó precisamente...
Pero LO MEJOR estaba por llegar. Los KINGS OF LEON fueron mis preferidos de ese día. Atrás quedan sus mostachos y greñas (les vi en su debut en el Apolo, y ni de lejos convencieron como en esta ocasión). Su cantante tiene el sex appeal para gustar a las chicas, y sus temas rockean como ha de ser. Incluso su tercer y oscuro álbum sonaba con mucha fuerza encima del escenario. Interpretaron un par de temas nuevos que no auguran novedades (siguen en la línea más reposada de su último trabajo) y ofrecieron un auténtico recital de ejecución impecable. Son el futuro del rock, y no hay más que hablar. Del hype de temporada se han sabido convertir en un grupo de sólido directo y temas con enjundia. Unos clásicos de hoy en día.
Tras estos tocaron los esperadísimos Sex Pistols. Dejando de lado la polémica noticia que he leído hoy en el periódico donde se acusaba a Johnny Rotten de haber pegado al cantante negro de Bloc Party en el backstage de Madrid, la verdad es que a mi la actuación de estos iconos del punk no me entusiasmó. Es verdad que fue de menos a más, al principio con un sonido horrendo, y finalmente con algo mucho más aceptable, pero para mi los temas sonaban todos iguales, y lo que es peor, estaban alargados hasta la extenuación. El punk son tres acordes, vale, pero los temas son cortos, rápidos, y los Pistols insistieron en hacerlos inacabables. Enorme error a mi parecer. Y creo que es la primera vez que critico la duración pero el show llegó a la ¡hora y media! Algo inaudito para este grupo. Rotten no paró de animar, pese a que no cesaron de caer objetos sobre el grupo (los dichosos collares fluorescentes). Y su pinta de pollo disfrazado era más que ridícula. Y que decir del guitarra, que parecía el prototipo de hooligan cervecero (que barriga, Dios...). Por no hablar del bajista, que lucía un ¡polo! Realmente, parecía que cada uno saliera de un planeta distinto.
Al final sonaron los clásicos "God save the Queen" y "Anarchy in the UK" y me reconcilié un poco con ellos... Pero vistas lo bajas que tenía las expectativas, su actuación las superó con creces, y no hicieron el ridículo en ningún momento. Lo mejor de todo, fue el momento realmente punk del final, donde Rotten enseñó su culo (foto del instante gentileza de Ignasi).
A los Kaiser Chiefs ya les había visto repetidamente, y no les presté demasiada atención hasta el final. Pero sonaron tan convincentes como siempre.
Y los Planetas... Aburridos al principio (suerte de los pantallas con atractivas imágenes) y un poco mejores en la recta final. Pero tampoco soy demasiado fan...
Y colorín colorado, este Summercase se ha acabado.
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1 comentario:
hugo, el rei del pogo-pogo punk..
Rotten
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