Reconozco que no me apetecía demasiado, pese a las repetidas recomendaciones de diversos amigos y familiares. Pero después de disfrutar como un enano con la sublime "Studio 60", no me ha quedado más remedio que rendirme al genio incontestable de Aaron Sorkin, y visionar de una vez "El ala oeste de la Casa Blanca".
Pues bien, después de un primer capítulo complicado (los diálogos de Sorkin fluyen a borbotones, es difícil no perder el hilo), puedo decir que he superado la prueba y me he enganchado irremisiblemente a esta serie. Ya he visto la primera temporada, y a mi regreso de Filipinas, el 31 de agosto, abordaré con ganas las seis siguientes (a un ritmo de semana y media por cada una de ellas).
En "Studio 60" reaparecen dos actores de "El ala oeste": el estupendo Bradley Whitford, que en esta última encarna al neurótico asesor presidencial Josh Bradley, mientras que en "Studio 60" es el productor (un poco más calmado) Danny Tripp; y Timothy Bushfield, que en "El ala oeste" interpreta al periodista Danny Concannon y que en "Studio 60" es el realizador Cal Shanley (con nuevo look: sin barba y con el pelo más corto). Ambas series tienen en común una verborrea a veces excesiva, pero con un ritmo apabullante. Y curiosamente (o no), los dos últimos capítulos de las primeras temporadas de ambas (aunque lamentablemente "Studio 60" no continuará, una verdadera pena) tienen el mismo título: "What kind of day has it been".
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