Recién vista la primera parte de la sexta y última temporada de Los Soprano (gentileza de Philipp), tengo que decir que ésta es una de las mejores, sino la mejor (la primera siempre es entrañable, por descontado). Nuevos problemas de toda índole (de salud, familiares y laborales) acucian a Tony Soprano, interpretado por el siempre inconmensurable James Gandolfini (¿qué hará ahora sin este papel, sin duda el de su vida?). Un rollo gay a lo "Brokeback Mountain" entre uno de los mafiosos es la sorpresa de esta edición, y nuevos conflictos con los hijos, que van creciendo (el ya adolescente A.J.), así como con Christopher Moltisanti, son algunos de los puntos fuertes.
Dividida en dos, el domingo pasado empezaron los últimos nueve episodios de la misma. Ya me he bajado y visionado el primero de ellos (aunque sin subtítulos, no los he encontrado integrados), y el nivel sigue siendo óptimo. Ahora la seguiré semana a semana, casi en tiempo real con los Estados Unidos. Y cuando acabe, en un par de meses, la echaré muchísimo de menos. Salute.
No hay comentarios:
Publicar un comentario