27 de noviembre de 2007

Rouse y Manson: cara y cruz



El pasado jueves y sábado fui a sendos conciertos de Marilyn Manson y Josh Rouse. Al primero ya le había visto en cuatro ocasiones anteriores, mientras que al segundo era mi primera vez.
No es ningún secreto que Bryan Warner (alias de Manson) está bastante acabado. Su último y sexto álbum no es ninguna maravilla (tampoco lo era el anterior), pero al menos quedaba la esperanza de que sus siempres efectivos directos salvaran la papeleta... Un servidor se perdió su memorable debut en la sala Bikini, pero desde entonces he acudido a todas sus citas (dos en la Vall d'Hebrón, una en el Palau d'Esports y un par más en Badalona). Y puedo certificar que en cada ocasión el reverendo provoca menos pavor, a la vez que sus shows son cada vez más cortos. Y es que no es de recibo para un fan pagar 39 euros (yo fui gratis) y volverse a casa tras una hora y cuarto escasa de actuación... De acuerdo, en esta última visita me metí más en el show debido a que el pabellón badalonense no estaba a tope, y fácilmente podías plantarte sin agobios en la parte delantera (tirando a la derecha). Pero pese a la variedad del repertorio (un poco de sus seis discos, centrándose en el más reciente) y algún efecto convincente (la plataforma que le elevaba a varios metros de altura, camuflada por humo), este Manson ya no es aquel fenómeno peligroso y excitante de antaño. Está en franca decadencia... Los momentos más álgidos fueron, lógicamente, los temas del "Antichrist Superstar"... Y poco más. Ah, me olvidaba de sus teloneros, unos Turbonegro no demasiado motivados, la verdad (anque el respetable tampoco ayudó).
Por otro lado, la actuación de Josh Rouse en el Bikini (con nueva entrada, a la que se accede mediante una especie de pasillo que parece propio de un bunker nuclear...) sí que me convenció, y mucho. Empezó un tanto vacilante, con new look (ese pelo más largo de lo habitual, esa perilla de tres pelos...), pero poco a poco las canciones (nuevas y viejas) fueron ganando enteros. La sala estaba hasta los topes, y cometí el error de situarme al final de la barra de la derecha, donde apenas vi un carajo... Rouse no estuvo demasiado comunicativo, pero ofreció un notable concierto (con algunos altibajos en momentos puntuales). Volveré a verlo cuando regrese por estas lares.
Y a finales de semana me esperan dos citas a las que les tengo muchas ganas: Arctic Monkeys y Black Rebel Motorcycle Club.

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