20 de junio de 2006

El gafe de Sete


N'hi ha que neixen estrellats. Y uno de ellos, aparte del mítico Frank Spenser de esa maravillosa serie inglesa, es Sete Gibernau. El tremendo accidente que sufrió junto a otros pilotos en el pasado premio de moto GP fue doble: no solo se rompió la clavícula, sino que tuvo la mala fortuna, o el gafe, de que la ambulancia que lo llevaba al hospital colisionase con un autobús a tan solo cincuenta metros de su destino. Como resultado del impacto, Sete cayó de la camilla en la que estaba instalado. Es de risa. Ya sé que no debería hacerme gracia, pero es que algo así solo le podía pasar a Sete.
Veremos si Buenafuente hace hoy algún comentario al respecto. Seguro que sí.

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