26 de octubre de 2008

Elliott Brood (o cómo una veintena de personas y tres músicos hacen un milagro)


El pasado jueves asistí a un pequeño milagro. Me explico. Mi colega Mr. Brown Blind Leppard (del cual tomo gentilmente prestada una foto) me animó a asistir al concierto que el trío canadiense de folk-country Elliott Brood daba en la diminuta sala Rocksound. Fiándome de su buen criterio (creo que no he asistido a un mal concierto estando con él) y habíendome bajado el estupendo último trabajo del grupo, "Mountain Meadows", acudí a la cita en este local del Poble Nou. Y lo que allí nos encontramos no parecía nada halagüeño: una veintena larga de personas daban al Rocksound un aspecto patéticamente desangelado...
Pero ya desde los primeros minutos se empezó a fraguar el milagro: los presentes (que formábamos apenas tres filas) empezaron a animar al grupo de manera que la masa parecía multiplicarse exponencialmente. Y a la par, los tres músicos se dejaban la piel sobre el diminuto escenario, retroalimentándose del fervor popular. Parecía mentira que dos guitarras acústicas (a veces banjo o ukelele) y una batería pudieran armar tanto escándalo. Buena parte de la culpa la tenía una ingente pedalera de efectos demoledores, cierto. Pero sin una actitud tan brutal sobre las tablas, todo se hubiera quedado en agua de borrajas.
Lo dicho, fue una actuación memorable, en la que todo el mundo salió con una sonrisa de oreja a oreja. Los tres componentes alucinaron con el ambiente tan especial creado entre todos los presentes, y juraron volver a pasarse por aquí.
Creo que será uno de esos pocos shows (entre los centenares a los que he asistido a lo largo de 18 años) que no podrá borrarse de mi memoria. Simplemente legendario.

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