22 de julio de 2009

La vergüenza de vivir en Barcelona

Y de tener un alcalde como Jordi Hereu, al que parecen importarle muy poco sus conciudadanos. Hereu tendría que haber escarmentado, tras no haber alargado el metro más allá de la una de la noche, después del primer concierto de U2.
Pues no. Los tropecientos mil asistentes que hemos visto a Madonna esta pasada noche (ya hablaré por la mañana del concierto, porque tiene tela...Tan solo avanzar que le dió mil vueltas el del 2001) nos hemos quedado pasmados al comprobar que el metro había cerrado sus puertas tal como es habitual, a la medianoche (el concierto ha finalizado pasadas las doce y media, y con el colapso habitual de Montjuich, los transeúntes no hemos llegado a plaza España hasta la una de la noche).
Pues bien, he tenido que volver a patear esta puta ciudad tercermundista hasta poder coger un taxi en ¡Balmes con Gran Vía!
Hereu, haznos un favor a todos y dimite ya de una puta vez...

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