2 de julio de 2006

I'm back! Y con sobrepeso...





Tras casi doce horas de viaje (salí a las diez de la mañana del hotel y he llegado a las nueve y cuarto de la noche) ya estoy de nuevo aquí.
La boda tuvo lugar en Messina, en una iglesia preciosa, el pasado jueves por la tarde. Hacía un calor horroroso. Todos sudamos la gota gorda. El convite y posterior cena fue en el hotel Capotaormina, a los pies de la preciosa ciudad de Taormina, con unas vistas impresionantes de la increíble costa siciliana (ver segunda foto).
Si hace un par de meses ya dije que -en mi anterior boda italiana- no había comido tanto en mi vida, creo que esta vez incluso me he superado. Hasta un total de ocho platos, incluyendo tres de postres, en el menú... Afortunadamente, abundó el pescado, más ligero para este tipo de festines. Cena que se desarrolló al aire libre, bajo un calor tremendo. No hubo baile, pero es que tampoco hubiésemos podido movernos...
Al día siguiente relax, visita fugaz a la playa (con grandes olas y bandera roja), y visionado del Argentina-Alemania rodeado de muchas invitadas de la boda germanas (amigas de la novia). Por descontado, yo animé a Argentina, y me quedé a dos velas... Más tarde, fuimos a un pueblo vecino a ver el Italia-Ucrania, y lógicamente se desató la euforia con el 3 a 0 de los azurri. Pese a no ser santo de mi devoción, reconozco que jugaron su mejor partido hasta la fecha. Acabamos tomando algo en la alucinante Taormina, que no imaginaba tan bella.
Ayer volví a dicha ciudad, pese a que no hizo demasiado buen tiempo, y visité el teatro romano. Luego bajé en teleférico y me bañé en la espléndida playa de Isola Bella (última foto), en una agua limpísima. De regreso al hotel, vi el final del Inglaterra-Portugal (por una vez ganó mi equipo favorito) y acabamos cenando una enorme pizza en el costero pueblo de Nizza, mientras veíamos sorprendidos como Francia derrotaba a un Brasil inexistente...
Esta mañana un joven taxista me ha dejado en el aeropuerto de Catania (conduciendo su Mercedes a más de 180 km por hora). Pero allí ha cundido el caos y una serie de pasajeros se han amotinado y se han saltado la preceptiva y larguísima cola, al ver que no llegaban a tiempo a sus vuelos. Pese a la colada (tolerada por los empleados de Alitalia), he cogido mi vuelo a Roma a tiempo. He tenido que esperar tres horas en el aeropuerto de esta ciudad hasta volar a Barcelona. Ya en el tren, me he despistado, y en vez de bajar en El Prat y canviar de vía, he regresado al aeropuerto... Tras una hora, he conseguido llegar a Sants.
Espero poder volver a Sicilia y visitar muchos más lugares. De momento, volveré a ver los recién casados a finales de agosto, en Hong Kong (donde residen). Me han animado a visitarles, puesto que me encontraré en la cercana Tailandia. Y no puedo desaprovechar esta oportunidad...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quina vidorra et fots!!! (Pura enveja, ho admeto)
Ignasi