9 de agosto de 2011

Adiós a Kuching

Esta es mi úlltima (y quinta) noche en Kuching. El domingo pasado por la mañana, tras recoger mi ropa de la lavandería, me cambié de hotel. Por fin pude disfrutar de una ansiada ventana...

Comí un par de tapas de dim sum chino, y volví a mi antiguo hotel, dónde había reservado el tour al centro de rehabilitación de orangutanes, a unos 40 minutos en coche. En la camioneta conocí a Silvia y Diana, dos españolas muy majas que viven en Nepal con las que he estado viajando hasta hoy. En el centro de orangutanes también reconocí a los encantadores Dani y Jordi, amigos de Mir y también residentes en Bangkok, a los que saludé y con los que también he viajado estos días (espero volver a verlos en Bangkok antes de mi vuelta a Barcelona). Pudimos ver unos cuantos orangutanes mientras comían, pero un auténtico diluvio abortó de cuajo nuestra visita. De todas formas, he de reconocer que preferí la visita que hice hace años en el norte de Sumatra, dónde los vi en medio de la selva a pocos metros, y no aquí, donde teníamos una zona acotada para los numerosos turistas. De regreso, quedé para cenar con Diana y Silvia en el restaurante de la noche anterior, el Bla bla bla. Esta vez probé el ciervo a la pimienta negra, también excelente.

Al día siguiente quedé con Silvia, Diana, Dani y Jordi a las 8 de la mañana en la parada de autobús que nos llevaría al parque nacional de Bako. Una vez llegamos allí, tras unos 45 minutos, tomamos un barquito con otra pareja muy simpática de catalanes, Mercè y Sergi. Quedamos con el barquero que nos viniese a buscar a una playa a las tres de la tarde (según éste, más tarde la marea sería demasiado baja y podríamos quedarnos atascados varias horas). Nada más desembarcar, un mono nos dio la bienvenida (foto). Tras recorrer pocos metros sobre una pasarela de madera flotante, volvimos a ver más monos (estos fueron los últimos animales que vimos).

Hicimos un par de senderos. Primero uno corto  hasta la bonita play de Paku, dónde yo me bañé con Sergi.
Luego tomamos el sendero más largo de Kecil Beach, a la que lllegamos a cabo de hora y media, tras un inicio bastante agotador de subida por la selva. Las vistas desde lo alto del acantilado eran espectaculares (y vertiginosas). Una vez en la playa, nos bañamos (estaba caliente) y comimos. Tuvimos suerte de pillar por los pelos el autobús de regreso (empezó a llover justo entonces).



Más tarde, quedamos para cenar en el Top Spot, el mismo sitio en el que había cenado con la chica alemana en mi primera noche en Kuching. Esta vez probé el cangrejo, muy bueno, pero agotador de pelar. Después nos fuimos todos a la terraza del tejado del hotel de Sergi y Mercè, el Lime Tree, a tomar algo.

Esta mañana he quedado con Diana y Silvia para ir al parque nacional de Kubah. Hemos tomado el bus a las 10 de la mañana, después de esperar una hora. Tras cuarenta minutos, nos ha dejado en la carretera, y todavía nos quedaban unos kilómetros para llegar, bajo un sol de justicia. Pero hemos tenido la inmensa suerte que nos ha recogido un profesor de ingeniería muy amable, que no sólo nos ha subido hasta el parque, sino que nos ha venido a recoger por la tarde, a la salida de su trabajo, con lo que hemos ganado un tiempo precioso, que nos ha permitido llegar hasta la cascada (ver foto), bañarnos y comer allí. Pero cuando estábamos a punto de llegar, he resbalado encima de una piedra mojada, y he caído sobre la mano izquierda, lesionándome el codo. Esta noche me he puesto voltarén y me he tomado un ibuprofeno, pero estoy preocupado que no sea una fisura y que no pueda hacer submarinismo en unos días.
De camino de regreso de la cascada hemos tomado un trozo de otro sendero, mucho más agotador que el del día anterior en Bako. Creo que en mi vida había sudado tanto. He llegado con la camisa completamente empapada.
El profesor nos ha dejado al lado de un mercadillo en Kuching, y hemos dado una vuelta por allí, comiendo pinchos de pollo. De regreso a nuestro hotel también hemos visitado un mercado con unas frutas y verduras rarísimos
Para la cena, quería ir al Bla bla bla, pero estaba cerrado, por lo que hemos vuelto al Top Spot, dónde me he comido dos langostas pequeñas y una ración de navajas a un precio módico.
Mañana vuelo a Miri, para visitar las cuevas de Niah el día después. Y el viernes vuelo a Tawau. Espero estar más recuperado del brazo.

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