Es curioso, pero cuando era más joven no me atraía demasiado el rock más extremo o metalero. Sin embargo, con el paso de los años he ido apreciando las bondades terapéuticas de los sonidos más agresivos (especialmente para ciertos estados de ánimos).
Uno de los grupos esenciales a los que no presté demasiada atención en su momento fue a Pantera. Sin haber llegado a la veintena, su tercer álbum "Far beyond driven" sonaba continuamente en el coche de uno de mis colegas en las noches en que íbamos al antiguo "A saco", situado en Hospitalet (antes de instalarse en la sala 2 de Zeleste). Qué tiempos aquellos, en que el rock alternativo florecía a todo gas (corría el año 93).
No hice demasiado caso entonces a Pantera ni a Sepultura, dos de los grupos preferidos de mis compañeros de banda.
No vi a la banda tejana en su primera visita a la Vall d'Hebron, pero sí que acudí años más tarde a la presentación de su último disco, "Reinventing the steel" en una abarrotada Zeleste, con un Phil Anselmo pletórico con un look más heavy que nunca (larguísimas greñas y barbas).
Recientemente me ha dado por bajarme toda su discografía a partir del "Cowboys from hell" (antes eran un grupo de glam metal) y me he de quitar el sombrero ante una de las bandas más demoledoras de la historia del metal.
Tras el asesinato de su increíble guitarrista Dimebag Darrell, hace pocos años encima de un escenario, la vida del grupo quedó truncada. Pero su magnífico legado perdurará para siempre.
METALÍZATE HASTA EL TUÉTANO CON LA PANTERA MÁS SALVAJE
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