4 de febrero de 2008

Gloriosos sabados


Durante dos meses, preveo que mis sábados van a ser gloriosos. La razón es muy sencilla. Esos serán los días en los que - si nada se tuerce- se me irán descargando los nuevos episodios de "Perdidos". La cuarta temporada, que se inició el pasado jueves 31 en Estados Unidos (madrugada del viernes aquí) ha empezado de forma sensacional. Tranquilos, no diré ni mu. Pero si el final de la tercera fue para quitarse el sombrero, al menos el primer episodio de la nueva temporada no le va a la zaga. La lástima es que, debido a la maldita huelga de guionista (que afortunadamente, parece que se arreglará en breve), la temporada será breve, demasiado breve (8 miserables capítulos). Pero bastarán para hacerme esperar con ansiedad cada sábado de los próximos dos meses. Afortunadamente, no soy el único que sufre semejante síndrome de dependencia compulsivo-obsesiva a esta adictiva serie (numerosos amigos y lectores de este blog se encuentra en la misma crítica situación que un servidor). Y por ello nada más reconfortante que comentar la jugada tras cada episodio, a la par que elaborar nuevas e intrincadas teorías sobre los derroteros que tomará la que ya es por méritos propios la mejor serie de la historia de la televisión.

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