Ayer por la tarde/noche hice un doblete de Tony Scott. Vi en el cine su último film, "Deja vu", de nuevo con Denzel Washington, y al llegar a casa vi en la tele "Enemigo público", esta vez con Will Smith. Ambas pelis son de las "buenas" de este director, hermano un tanto vilipendiado de Ridley Scott.
Tony es el autor de algunas maravillas como "Amor a quemarropa", "Marea roja" o "Juego de espías", pero también de bodrios significativos como "Revenge" (con un por entonces desconocido Kevin Costner), "Fanático" o la más reciente "Domino". También ha dirigido películas tan emblemáticas como "El ansia", "Top Gun" o "Superdetective en Hollywood 2" (estas últimas cuentan también con mi aprobación).
Tanto "Deja vu" como "Enemigo público" pueden entrar en la categoría no de obras maestras, pero sí de películas más que solventes y atractivas. Ambas muestran que el gobierno norteamericano puede controlarnos completamente mediante cámaras de satélites, y en el caso de "Deja vu", se mezcla con un componente de ciencia ficción, al abrirse la posibilidad de regresar al pasado. Es un thriller muy entretenido, con el actor fetiche de Scott, un Denzel Washington habituado a papeles de poli íntegro y sacrificado (en "El fuego de la venganza", Washington interpretaba a un abnegado guardaespaldas, pero en esa ocasión el mensaje era netamente fascistoide y abogaba abiertamente por la venganza y el ojo por ojo). Pese a lo peliagudo que suele ser el tratamiento de los saltos en el tiempo, la verdad es que "Deja vu" se desenvuelve muy bien en este terreno y deja un grato recuerdo. Por cierto, gran descubrimiento el de Paula Patton, un clon de Halle Berry. Y sorprendente el aspecto de un Val Kilmer pasadísimo de kilos...
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