El pasado viernes vi a los Riders on the Storm, grupo formado por Ray Manzarek y Robby Krieger, antiguos teclista y guitarrista de The Doors, y con Ian Astbury (cantante de The Cult) supliendo al difunto Morrison.
Pues como ya me he encargado de pregonar entre mis amistades, el concierto estuvo de puta madre, y que se chinchen los que se ríen de dicha reunión. Cierto es que también asistí a la reciente gira de Queen (y que Freddy Mercury es insustituible), pero en este caso el bueno de Astbury suplió con creces el carisma del ídolo desaparecido. Su look era clavado (esos pelos, esa barba etapa L.A. Woman, esos gestos) y su voz también se parecía y mucho a la del auténtico Dios. El que no estuvo fue Krieger, que se encontraba hospitalizado, pero apenas se notó. A Manzarek se le vió en buena forma pero muy envejecido, y los clásicos no faltaron. Con un inicio fulgurante (Roadhouse blues, Break on through) y un final cantado (Riders on the storm y Light my fire), a lo largo de casi dos horas, estos Doors me consiguieron retrotraer a un pasado que nunca viví. Nostalgia amigos. Eso sí, no sonó The end, pese a la insistencia del resptable. La buena noticia es que dentro de poco más de un mes volveremos a ver a Astbury, esta vez con sus Cult de siempre. Grandísimos.
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