"Watchmen": no he leído el cómic (sí lo he ojeado), y la cinta de Zach Snyder me gustó bastante, aunque tiene altibajos. En algún momento le falta ritmo (sobre todo en su parte central), pero tanto el trepidante inicio (excepcionales títulos de crédito) como la parte final son inmejorables. Algún error de casting (el superhéroe Veidt parece a Bruno Oro con peluca rubia, como me comentaba una amiga muy fan de la novela gráfica), pero compensado de sobras con otros aciertos (el comediante, por ejemplo, o el Doctor Manhattan - superdotado, por cierto). También tiene mérito el respeto que Snyder ha otorgado a esta adaptación, siendo fiel al cómic en todo momento (dentro de lo posible). Recomendable para todos los amantes de los superhéroes.
"Los abrazos rotos": con una factura impecable, pero con un fallo crucial: la historia nunca llega a enganchar. Aburrida, sin brío, la última obra de Almodóvar supone un tropezón en su brillantísima última década. Curioso el autohomenaje con la recreación de "Mujeres al borde de un ataque de nervios", pese a que no encaja en la atmósfera de una cinta fallida.
"The visitor": puro delicatessen. Con diferencia, lo mejor que hay en la cartelera en la actualidad. Con un Richard Jenkins (el padre muerto de "A dos metros bajo tierra") inconmensurable, esta entrañable historia en la que la música juega un papel importantísimo, se ha convertido por derecho propio en una de las citas obligadas para todo amante del cine que se precie. Su director Tom McCarthy, al que podemos ver actualmente en "Duplicity" (peli que veré este viernes) y que hacía de periodista mentiroso en la sensacional quinta temporada de "The wire", se descubrió hace seis años con su ópera prima, "The station agent", otro film emocionante protagonizado por el enano Peter Dinklage (visto en "Nip Tuck") .
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