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8 de marzo de 2009
U2 vuelve a la épica de los 80
Muchas ganas tenía de escuchar "No line on the horizon", el doceavo disco de estudio de U2. Nada menos que cinco años habían pasado desde su elepé anterior, el notable "How to dismantle an atomic bomb". El mayor lapso de tiempo transcurrido nunca entre discos (un lustro. Sirva de indicador que los 6 primeros álbums los editaron en un lapso de 8 años, mientras que para los 6 restantes lo hicieron en 18...) obligaba a que este trabajo fuera algo especial. Si añadimos las declaraciones de Bono y compañía sobre lo experimental que era este nuevo disco, todo parecía presagiar un nuevo "Achtung Baby", su segundo mejor álbum después del descomunal "The Joshua tree", en donde reinventaron su sonido. Y es que la década de los 90 fue una locura: tras el rompedor "Achtung Baby", se sacaron de la manga el aún más atrevido "Zooropa" y llevaron su fijación por los ritmos electrónicos todavía más lejos con el irregular "Pop". Ya en el nuevo siglo, los irlandeses volvieron a sus orígenes y se dejaron de experimentaciones, con un normalito "All that you can't leave behind" y con el ya mencionado "How to dismantle an atomic bomb".
Pues bien, y entrando en materia, "No line on the horizon" no es un regreso a la ruptura de los 90 como apuntaba en principio, sino una vuelta a la épica de los ochenta. Con una cuidadísima producción de sus habituales Daniel Lanois, Brian Eno y Steve Lillywhite, "No line on the horizon" cuenta con menos singles tan claros como en los dos álbums precedentes, pero a la postre se revela como un disco más interesante. Dejando de lado el curioso y enganchoso primer single "Get on your boots", que desentona claramente en el conjunto, el resto de temas, exceptuando también el sorprendente "Stand up comedy" (un experimento de funk rock que tampoco tiene desperdicio), el resto de canciones tiene el aura característica de los primeros U2: épica y más épica. Y eso es bueno.
El álbum se abre con la canción homónima, un buen inicio, pese a que el estribillo no acaba de convencerme. Le sigue la excelente "Magnificent" que muchos han comparado a los Simple Minds. Y es cierto, pero eso no tiene porqué ser malo. De hecho es uno de mis temas favoritos. Puro eighties, claro.
La tercera canción, "Moment of surrender" es curiosa. Empieza como una balada de trip hop, con un loop de batería machacón acompañado de unos suaves teclados, pero a la que entra la voz de Bono se convierte en un bonito tema de soul. O sea: trip-soul.
El cuarto corte, "Unknow caller" también rezuma olor a 80s por los cuatro costados. E intuyo que se convertirá en un nuevo clásico del grupo.
Seguimos con "I'll go crazy if I don't go crazy tonight". Aquí el nivel baja un poco. No es un mal tema, pero no se puede equiparar con los precedentes. Es un medio tiempo aceptable que podría pertenecer perfectamente a "All that you can't leave behind", pero nada más.
Le siguen las ya mencionadas "Get on your boots" (que particularmente me encanta, y recuerda a la inmediatez del infravalorado "Zooropa") y "Stand up comedy".
El octavo tema es "FEZ- Being Born", otro corte a tener en cuenta. Empieza de manera misteriosa, con sonidos árabes y samples de una estrofa de "Get on your boots" ("let me in the sound...") pero se convierte en un nuevo derroche de épica ochentera de sus cuatro primeros discos. Quedan 3 canciones y aquí es donde el disco empieza a flojear. Nada nuevo por otra parte (ya ocurría con "Achtung Baby", "Pop" o "All that you can't leave behind", en los que los temas finales eran desechos...).
La balada tradicional "White as snow" se la podrían haber guardado como cara B, mientras que el corte que cierra el disco, "Cedars of Lebannon" es también muy obviable. Se salvaría el décimo tema, "Breathe", que sin ser nada del otro mundo, al menos no te duerme.
"No line on the horizon" es un disco que me ha ido gustando más y más a medida que lo he ido escuchando. Y eso siempre es una buena señal. Al principio pensaba que estaba bien pero que podría haber sido mejor. Ahora sigo pensando lo mismo, pues mis expectativas eran muy elevadas, pero encuentro que U2 han firmado su mejor elepé desde el glorioso "Achtung Baby". Y queda claro que las sonoridades de los noventa siguen siendo un paréntesis en la historia de los de Dublín.
BÁJATE LA ÉPICA MÁS OCHENTERA DE LOS DUBLINESES
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