22 de octubre de 2014

Mieleros en Buenos Aires

El vuelo de Air Europa de Madrid a Buenos Aires, de doce horas y media, fue bien. Por suerte habíamos reservado previamente dos asientos situados en el lateral derecho del avión, porque este iba lleno. Pese a que en el momento de embarcar anunciaron un retraso por causas técnicas de 85 minutos, al final resultó que sólo fue de 20 minutos. Las películas disponibles (sólo 8) no eran en principio demasiado atractivas (ya había visto los blockbusters "Al filo del mañana", "X-Men: días del futuro pasado" y "El amanecer del planeta de los simios"): dormí "Maléfica" íntegramente, me divertí con casi toda la comedia romántica "Juntos y revueltos" con Adam Sandler y Drew Barrymore, y vi trozos de "Cómo entrenar a tu dragón 2". Por otro lado, tuvimos una tormenta eléctrica bastante espectacular, aunque no llegué a tomar fotos de los rayos que caían bastante cerca de nosotros. La comida, bastante flojita. También empecé el tremendo ensayo sobre la cocaína de Roberto Saviano, "Cero cero cero". Llegamos más o menos puntuales sobre las 8h30 de la mañana del lunes. Colas larguísimas en el control de inmigración, dónde nos tomaron la huella digital del pulgar y una foto con una webcam. Nos vino a buscar en coche Fabiana, que llegó justo cuando acabamos de recoger nuestras maletas. Tras 45 minutos en los que encontramos bastante tráfico, llegamos a su bonito apartamento de Belgrano. Tras ducharnos fuimos a ver a sus padres, que viven muy cerca. Comimos allí con su madre Dina diversos embutidos riquísimos, pollo en escabeche y helados de dulce de leche y otros sabores. Cuando nos disponíamos a irnos llegó su padre, Norberto, y nos quedamos un rato más charlando con ellos en su acogedora casa. Como llevábamos un jet lag considerable (aunque Lidia durmió bastante más que yo en el vuelo), descansamos un par de horas en el piso de Fabiana. Luego ésta nos vino a recoger y fuimos al cine Premium Hoyts a ver "Magia a la luz de la luna", la última de Woody Allen. Nos gustó bastante: una ligera comedia romántica de época bien interpretada. Las butacas, de cuero y reclinables, fueron un plus para que diera mis ya habituales cabezadas... Acabamos cenando en un agradable restaurante de Belgrano llamado Mooi (Lidia una ensalada, Fabiana y yo sendos arroces buenísimos) y nos retiramos a dormir pues estábamos reventados.  

Esta mañana, tras desayunar en una cafetería vecina un croissant (medialuna) y un donut (dona) de chocolate, hemos cogido (nunca decir este verbo en Argentina) el metro hasta el centro. Hemos paseado por la plaza de mayo, viendo la Casa Rosada y el Cabildo. Tras comprar el libro de Mathias Malzieu "El beso más pequeño" en La Librería de Avila y tomar algo en el histórico Café Tortoni de la Avenida de Mayo, hemos caminado por el bonito barrio de San Telmo. En el Paseo de la Historieta habían diversas estatuas de personajes de cómic argentinos, como Mafalda. Hemos comida en la plaza Dorrego mientras unos bailarines de tango bailaban para los turistas. Luego un taxi nos ha llevado al Caminito, en el barrio de La Boca, unas calles de lo más curiosas con edificios pintados de brillantes colores, al lado de La Bombonera, el estadio de fútbol del Boca Juniors. Luego otro taxi nos ha dejado en la espectacular librería El Ateneo, un antiguo teatro, dónde ademas de comprar (baratísimo) el nuevo disco de Weezer, hemos probado una tarta de chocolate con merengue tremenda. Tras pasear por la Avenida Santa Fe, llena de tiendas, hemos regresado en metro al apartamento donde nos alojamos. Como estábamos cansados, hemos cenado en casa una pizza excelente del Fortín Salteño. Buenos Aires es una ciudad enorme y muy curiosa: está repleta de edificios muy diferentes y mezclados de manera desordenada. Lo más feo cohabita con lo más atractivo en una armonía sorprendente. Me gusta y me descoloca.

Mañana seguiremos visitando Buenos Aires, y pasado volaremos de madrugada a Trelew, cerca de Península Valdés y Puerto Madryn, dónde pernoctaremos tres noches y veremos ballenas y leones marinos.

PD: lo de mieleros, para aquellos que se lo preguntan, es el término argentino para designar a los recién casados que están de luna de miel.

PD2: este ordenador no me deja acentuar las "a".







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