El pasado viernes acudí con un amigo a la discoteca El Sol. El motivo, simple: se celebraba una fiesta Meetic (del portal para encontrar pareja al que se ha apuntado este colega). Reconozco que fui movido por la curiosidad, aunque en ningún momento me imaginé el panorama desolador con el que nos topamos allí...
Llegamos pasadas las once y cuarto de la noche (el evento empezaba oficialmente a las diez), y nada más traspasar la puerta nos dieron ganas de largarnos pitando de allí. ¿La razón? Aparte de un exceso de hombres (cosa hasta cierto punto previsible), lo más chocante fue que la edad media de los asistentes era francamente elevada (de 40 para arriba, o más...). Vamos, que nos sentimos dos pipiolos que se habían colado en la fiesta equivocada (pagando cada uno 15 euros -con copa- por semejante broma). Una vez pasado el chasco inicial, optamos por esperar a que la media se rebajara (cosa que a penas sucedió). Lógicamente, optamos los dos por avisar a sendos amigos que estaban a la expectativa que ni locos se pasaran por el local...
Tras un par de horas en las que no cruzamos ni una sola palabra con ninguna de las asistentes (eso sí, una nueva copa costaba la friolera de 10 euracos), nos seleccionaron para algo que al menos fue divertido: el speed dating. Se trataba de hablar durante un par de minutos con varias chicas (un total de 10 o 12), rotando de posición sucesivamente. Las partenaires tenían aproximadamente nuestra edad (un detalle), y procedían de diversos países. Al principio me tocaron una chilena, una venezolana, una peruana, y posteriormente ya todas fueron catalanas. Fue curioso ver como según su origen se presentaban unas y otras (las de aquí siempre te daban dos besos). La más borde de todas fue la última, una francesa, que como primeras palabras me espetó: "Yo no doy besos"! Encantadora... Con ella al menos me marqué el vacile de hablar un rato en francés...
En dos minutos apenas tienes tiempo de pasar de las meras formalidades (nombre, edad, lugar de procedencia, profesión...). Aunque tengo que reconocer que en algunos casos esos 120 segundos se me hicieron eternos... Y francamente, no me quedé con ganas de volver a hablar con ninguna de ellas (quizás con la francesa). Una vez terminamos, mi colega y yo nos dimos el piro al instante, para no volver más a una fiesta de estas características.
2 comentarios:
Por lo menos tienes ganas de contar tu experiencia y eso es lo mas importante.
Gracias tambien por mencionar que has podido hablar con gente de todo el mundo.
Seguro que en otras fiestas no tienes todas estas oportunidades.
Todavia no se entiende porque no quieres volver...
¡Un cordial saludo!
¿Y que fue de tu vida? ¿Te casaste, o sigues soltero?
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